La verdad no tenía ganas de escribir, como no sé si las
tengo ahora, pero, en fin…
El asunto es que regresé a mi Buenos Aires, a mis hijos, a
mis nietos, a mis calles, a mis esquinas, a mi San Lorenzo. Pero una buena
parte de mi corazón se quedó en Puerto Ordaz.
Para colmo, me quedé solo…
En fín… Así vino la mano…
Ahora vuelvo a sentarme frente a mi aparato de escribir,
tratando de recuperar mi mente de escritor (a las musas no las llamo más, por
las dudas) y viendo si sale algo de mi cerebro vacío. Lo hago como ejercicio. Lo hago para hacerlo trabajar a ese
vago de mierda…


Es maravilloso ver cómo se adaptaron a las circunstancias y
los horarios de la casa. Se juega por la mañana temprano, no sé qué hacen
cuando no estoy pero se deben divertir mucho porque generalmente encuentro
almohadones en el suelo, sus juguetes por todos lados y su plato vacío.
Cuando abro la puerta al llegar, están los dos sentados,
frente a mí, mirándome fijo a la cara,
como si fueran dos estatuas griegas. Tardan un par de segundos en comprender
cómo estoy y qué quiero, y se ponen en movimiento. Y siempre aciertan…
A veces me dan ganas de gritarles, por ejemplo cuando se
suben mientras estoy escribiendo a la mesa que uso de escritorio y caminan por
arriba del teclkhfhuUFswwq1… Pero los saco y comprenden: por ahí no se pasa.

El otro día aprendí que existía el verbo “gatolizar”… Bueno…
Mi casa y yo nos hemos gatolizado…
Al principio cerraba la puerta del baño cuando me bañaba,
porque suelen seguirme a todos lados, y el agua les causa simultáneamente
curiosidad y rechazo. Maullaban en la puerta pidiendo que los dejara entrar,
así que finalmente, decidí bañarme con las puertas abiertas. Es extraña la
actitud que tienen frente al agua. Evidentemente les atrae o les produce
curiosidad porque oyen ruido de agua y se acercan inmediatamente a ver e
inclusive insinúan mojar sus patas. Generalmente se paran en el borde de la bañadera
y mientras me baño ellos miran caer el agua de la ducha…
Un día los bañé… Fue una experiencia loca… Una desesperación
por evitar ser metidos en el agua y posteriormente un relax total mientras son
enjabonados y enjuagados. Parece que no quisieran salir. Mientras baño a uno,
el otro mira sabiendo que después le toca a él… Les fascina la refregada con la
toalla… Ronronean con energía…
Cuando salen del baño están felices, corren por
toda la casa, saltan de los sillones a las mesas, de las mesas a las sillas y
así recorren toda la casa durante un rato, jugando entre ellos.
A las 10 de la noche habitualmente me meto en la cama. Leo o
miro alguna película por tele. Ellos se suben a la cama, se sientan junto a mis
pies y… MIRAN TELEVISIÓN…!
Cuando apago la luz y me acuesto para dormir,
automáticamente se acomodan a mi lado, o mejor dicho, en mi almohada… Yo sé que
muchos dirán que estoy loco, que soy un sucio, que es un asco, pero no saben
que gratificante y relajante es dormirse con esos suaves pompones ronroneando
el lado de tu cara…

Muy buena narración Pampa. Y comprendo perfectamente la relación gatuna que mantenés con esos dos hermosos siameses. Desde siempre hemos tenido gatos en casa y coincido en valorar su inteligencia y cómo esos junagranputas se nos meten en la vida y con total naturalidad pasan a formar parte de la familia. Es realmente muy divertido cuando caminan sobre el teclado mirando de reojo la pantalla.....
ResponderEliminarMe encanta la relación de complicidad que lograste con ellos y, el hecho de que sean dos, te da cierta libertad y te saca el remordimiento cuando no estás por muchas hora en tu casa.
ResponderEliminary me encanta, sobretodo, que hayas vuelto a escribir! :) Albricias!!
Bien, Pampa! Era hora de que volvieras a deleitarnos con tus anécdotas. Y me encantó eso de: "a las musas no las llamo más, por las dudas"! :)
ResponderEliminarQuerido Pampa, es notable la relación de los gatos con las computadoras. En mi caso, a los míos, que no son de alcurnia como los tuyos, sino simples vagos de la calle que se acercaron y se quedaron, les encanta apoyarse en la notebook y luego caminar sobre el teclado con las consecuencias que vos describís. Deben tener un lenguaje que aun no puedo descifrar. Creo que tienen una sensibilidad muy fina para percibir mínimas vibraciones que no percibimos nosotros. Las vibraciones que nos pueden producir placer son mucho más groseras....
ResponderEliminarUn abrazo
Antonio
Los gatos son muy inteligentes, el mio me ha desconfigurado en mas de una ocasion el ordenador por apoyarse en el teclado o jugar con el raton.
EliminarPampa, cómo contactarte? Los mails que tengo tuyos son de otra vida casi.
ResponderEliminarYa te envié la información por mail. A
EliminarSus mininos son preciosos. Y la fotos del Perito Moreno tambien.
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